Es conveniente aclarar que somos intérpretes del Tarot y no videntes. Las cartas reflejan la situación planteada a través de la sincronicidad y la evolución de una situación. El tarot y la videncia son 2 campos distintos, aunque pueden coexistir. Nosotros no “vemos”, sinó que “interpretamos” las cartas.
Debemos plantear las preguntas de forma clara
Debemos saber que el tarot es un oráculo y cuanto más concreta sea la pregunta mejor. A mayor claridad de la pregunta mejor claridad de la respuesta.
Cuando alguien nos pregunta por el tiempo debemos saber: que en el inconsciente no hay tiempo porque es igual que el mundo de los sueños y se viven acontecimientos sin saber en qué época ocurren.
El tarot marca hechos, no fechas.
El futuro es la consecuencia de nuestros actos, aunque sí nos condiciona el país donde nacemos, la raza, la familia, etc. El Tarot nos ayuda a comprender nuestro presente para crear nuestro propio futuro.
Gracias al Tarot podemos identificar los condicionantes que van a incidir en su destino, es decir, aquellos aprendizajes que va tener que realizar a lo largo de su vida. El futuro (es decir, las acciones concretas a través de las cuales realiza este aprendizaje) las decide cada uno con su libre albedrío.
El Tarot no fue creado para responder a preguntas como: ¿me va a tocar la lotería? ¿Cuándo se morirá tal persona? ¿Cuántos años viviré? Más bien fue creado como una herramienta que permita que permite vislumbrar nuevas y/o distintas posibilidades.
Quien realmente mueve al consultante a escoger las cartas es su propio inconsciente, eligiendo las cartas que más ayuda le pueden ofrecer en ese momento. Dándole la respuesta y consejo que realmente necesita aunque no sea lo que él espera oír. El Tarot responde en primer lugar al consultante.